Aunque muchas veces pensamos en los huesos como estructuras que no tienen vida y que sirven solo para dar soporte, en realidad son tejido vivo que está en constante cambio y adaptación, según la edad, peso, sexo, y actividad de cada persona.
Los adultos tenemos unos 206 huesos, más de la mitad de ellos en las manos y pies. Algunas personas pueden tener uno o dos huesos de más o menos (costillas o vértebras).
Sus 5 principales funciones son:
Soporte: Los huesos son la base donde todos los demás tejidos se sostienen, así como el sitio donde los músculos se originan y actúan para producir el movimiento corporal.
Protección de Organos y Tejidos: Los órganos vitales están protegidos por huesos, por ejemplo el cerebro está protegido por el cráneo. El corazón y los pulmones por las costillas, el esternón y la columna. Esta última sirve también para proteger a los nervios que conectan el cerebro con el resto del cuerpo (Médula espinal).
Almacenamiento de Minerales, principalmente el Calcio y Fósforo que son indispensable para dar fuerza a los huesos, pero también se requieren para la contracción muscular, la transmisión de impulsos nerviosos y funciones de los órganos internos.
Producción de sangre: Dentro de los huesos, principalmente los de las extremidades y la pelvis, existe la Médula Roja, donde se producen los glóbulos rojos o eritrocitos, los cuales son los responsables del transporte de oxígeno a los tejidos. Se calcula que se producen unos 2.6 millones de eritrocitos por segundo. También dentro de los huesos existen otras áreas donde se almacena grasa, la llamada Médula Amarilla (conocido popularmente como el Túetano).
Crecimiento y Forma Corporal: Los huesos son los que producen el crecimiento de las extremidades y la columna, lo que nos da la estatura, y aunque la mayoría de las personas nacemos midiendo alrededor de 50 cms., una serie de factores, principalmente herencia familiar, alimentación, etc., nos llevan a tener diferente estatura al final del crecimiento. La cara, nuestras facciones, el tamaño y forma del cráneo, las manos, los pies, etc. también están dados por los huesos. Igualmente existen personas con estructura ósea más gruesa que otras.
Los huesos se pueden debilitar por falta de uso (vida sedentaria, inmovilización por enfermedad, enfermedades neurológicas, etc.), también se debilitan progresivamente con la edad, en particular en las mujeres después de la menopausia (Osteoporosis). O por enfermedades en la tiroides, paratiroides, riñones o el hígado, uso de tabaco, etc.
Para mantener unos huesos fuertes, se recomienda realizar ejercicio al menos 40 minutos 5 veces por semana, exponerse a los rayos del sol al menos unos 20 minutos al día (esto hace que la Vitamina D se active y lleve Calcio a los huesos y los fortalezca). No fumar y tener una dieta balanceada. En los últimos años han aparecido múltiples artículos en los que se ha encontrado que la deficiencia de Vitamina D es frecuente en la población general, por lo que se recomienda tomar suplementos de Vitamina D y Calcio.