Boletín 123. Alargamiento de Huesos y Extremidades

Aunque la elongación de huesos fue descrita y utilizada desde hace más de 100 años. Su uso no se había popularizado, ya que estos métodos se acompañan de un gran número de problemas y complicaciones. Recientemente los avances en la tecnología y sobretodo el mejor entendimiento de la biología y respuesta del hueso a diversos estímulos, han permitido que este tipo de procedimientos se realicen con más frecuencia, mejores resultados y con un menor número de complicaciones.
Los métodos modernos de elongación de huesos, implican la realización de una cirugía en la cual: 1) Se coloca un aparato distractor que puede ser interno (un clavo dentro del hueso) o externo (una barra por fuera de la pierna o brazo, conectada al hueso por múltiples tornillos que pasan a través de la piel). 2) Se realiza un corte en el hueso, a través del cual se realizará la elongación (la excepción a este punto, es cuando se realiza una elongación a través del cartílago de crecimiento, en este caso no se requiere realizar un corte en el hueso) y 3) Un mecanismo, que permite la elongación progresiva del hueso, generalmente a una velocidad de 1 milimetro al día. Este puede ser manual y se realiza habitualmente elongando un cuarto de milímetro 4 veces al día, o electrónico el cual produce una elongación lenta y sostenida durante el día y la noche. El resto de los tejidos, incluyendo músculos, tendones, niervos, vasos sanguíneos y piel son elongados siguiendo al hueso.
Múltiples estudios han demostrado que al tratar de elongar al hueso más rápido que un milímetro al día, se produce un hueso de muy pobre calidad y los tejidos alrededor del hueso (como nervios, músculos, tendones) sufren por la tracción acelerada a la que son sostenidos. Por otro lado cuando la elongación se realiza más lento que un milímetro al día, es común que el hueso cicatrice y no permita más elongación. En algunos casos, sin embargo se debe acelerar o hacer un poco más lenta la elongación dependiendo de cómo avanza el proceso. El cuerpo responde a este proceso de elongación formando hueso nuevo que rellena el espacio entre los fragmentos de hueso que se van separando mientras la elongación se realiza.
Una vez que se logra la longitud apropiada, se detiene el proceso de elongación, a este le sigue un proceso de consolidación o maduración del hueso recién formado, el cual es inicialmente débil y debe ser protegido hasta que sea lo suficientemente fuerte, esto se determina con radiografías.
Es muy importante que el paciente se mantenga activo, movilice las articulaciones cercanas al área de elongación y apoye la extremidad para estimular la formación de hueso nuevo. Generalmente se requiere la ayuda de un equipo de rehabilitación para esto.
A pesar de los nuevos conocimientos y equipos, las complicaciones aún son muy comunes e incluyen infecciones, dolor, extensas cicatrices, lesión de nervios, contracturas articulares, problemas con la formación de hueso, pérdida de la alineación, etc. las cuales continúan presentándose en la mayoría de los casos. Así es que antes de considerar esta opción se deberá tomar en cuenta sus ventajas y también sus posibles complicaciones y discutirlas con su médico.
En la mayoría de los casos las elongaciones de extremidades se realizan con el fin de hacer que una extremidad corta, “alcance” a la más larga y así corregir una discrepancia de longitud, esto se hace con mayor frecuencia en las extremidades inferiores. Además la elongación de las extremidades se puede realizar en personas de talla baja para “hacerlos más altos” y proporcionados. Como se mencionó previamente, aún que es posible realizar estos procedimientos para aumentar la estatura, se deben de considerar los riesgos y complicaciones que como hemos comentado son muy comunes.

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