Las fracturas por Stress o sobreuso, son lesiones comunes en deportistas, ocurren cuando los músculos se fatigan y pierden su habilidad de absorber el impacto repetitivo que se produce en las actividades deportivas, transfiriéndolo al hueso, el cual sufre un pequeño “crack” o fractura.
Estas lesiones son producidas por un aumento en la intensidad (más velocidad, tiempo, etc.) del entrenamiento o actividad deportiva; impacto sobre una superficie más rígida (correr en concreto, jugar tenis en una nueva superficie, etc); uso de equipo inapropiado (tenis, tachones, etc.). El trauma repetitivo con poco tiempo de reposo no permite la adaptación a las nuevas cargas de trabajo, es lo que produce estas lesiones. Por eso es muy importante tener períodos de reposo que permitan a los huesos y músculos recuperarse entre las sesiones de entrenamiento o juego.
La mayoría de estas lesiones ocurren en las piernas, en particular alrededor del tobillo y el pie (más del 50% de los casos), ocasionalmente afectan los huesos cercanos a la cadera y la rodilla, y en menor frecuencia los huesos de los brazos, estos últimos en gimnastas o en lanzadores de baseball (pitcher).
Las actividades que más las producen son el correr distancia, tenis, atletismo, gimnasia y basketball.
Las mujeres son más afectadas por las fracturas por stress, debido a que sus huesos son generalmente más débiles que los de los hombres, en particular cuando ellas tienen la llamada “Tríada de las Atletas” que incluye trastornos alimenticios (Anorexia o Bulimia), trastornos menstruales y osteoporosis. (Ver el Boletín Atleta Femenina)
La principal manifestación de una fractura por stress es dolor, que aumenta con la actividad física y disminuye con el reposo. El diagnóstico se confirma con estudios de imagen como radiografías, aunque es común que la fractura no sea visible en las radiografías durante las primeras semanas. En ocasiones se requiere de un TAC (Tomografía Axial Computarizada) o una Resonancia Magnética para poder “ver” la fractura.
El tratamiento implica REPOSO, esto es no hacer la actividad que produjo la lesión por al menos 6-8 semanas, hasta que la lesión haya cicatrizado por completo. Si no se da el tiempo suficiente, la fractura puede reaparecer o no cicatrizar y en algunos casos requerir cirugía o inmovilización prolongada para lograr su cicatrización.
Las siguientes medidas preventivas sugeridas por la Academia Americana de Ortopedia:
– Al iniciar una nueva actividad física, fijarse metas y límites razonables. Con un incremento progresivo de la carga de trabajo.
– Hacer diferentes tipos de ejercicios en forma alternada “cross-training”, y así disminuir el riesgo de lesiones.
– Dieta saludable, que incluya Calcio y Vitamina D para fortalecer los huesos.
– Usar equipo adecuado (sobre todo el calzado) para la actividad a realizar. Los adecuados para cada actividad, y que además estén en buen estado.
– Si se presenta dolor o inflamación, detener la actividad física por unos días, y si el dolor persiste, consulte con su médico.
– Si se reconocen los síntomas en forma temprana y se trata apropiadamente, la recuperación generalmente es completa y permite regresar relativamente rápido a la actividad deseada.