Un tributo a mi padre Aurelio J. Martínez Benavides
Esta vez voy a hacer un paréntesis en los Temas de Salud y Deportivos, para compartirles una experiencia personal, que es imposible evitar y que tarde que temprano nos toca a todos. Con mucho cariño les presento aquí parte de lo que mis hermanos Carlos, Eduardo, David, Luis y un servidor compartimos con las personas que nos acompañaron en la misa de Cuerpo Presente.
El viernes falleció mi Padre. La muerte es un fenómeno difícil de entender, especialmente cuando toca a una persona cercana a quien amamos, a pesar de que todos sabemos que lo único cierto que tenemos al nacer, es que algún día vamos a morir.
Desde luego que existen muchas circunstancias en las que la muerte puede llegar. Y me refiero a lo siguiente: Cuando, como en el caso de mi Papá, la muerte llega a los 81 años, después de una vida intensa, plena, ejemplar, donde los retos que se presentaron en el transcurso de la vida han sido resueltos, donde junto con mi Madre formó una familia hermosa, dándonos ejemplo de Fidelidad y Amor a la luz de la fé católica, y cuando además se sembró amistades en el camino, ayudando a gente cercana o necesitada, sin duda que nos ayuda (a los que nos quedamos con la pena de ya no tener al ser querido) a digerir este momento tan difícil. Por otro lado queda la satisfacción del “deber cumplido”, de haber tenido una vida que a pesar de las múltiples dificultades que el camino le presentó, todas ellas fueron sorteadas de la mejor manera, aún cuando algunas parecían casi imposibles de lograr. Otra cosa que confirmé este fin de semana, es que al morir no nos llevamos nada, más que lo que les entregamos a los demás a través de la vida.
Por cosas del destino mi Padre no conoció a su papá, él creció al lado de su mamá y dos hermanas, no tuvo hermanos, ni primos, ni tíos (ninguna figura paterna). Tuvo que empezar a trabajar como bolero a la edad de 7 años, en la Bolería del Mercado Juárez; el dueño de la bolería era una persona Sordomuda, que además tenía problemas para caminar, de él aprendió valores que marcaron su vida. Años más tarde, en la mejor decisión de su vida, se casó con mi Madre, con quien tuvo 5 hijos. Ahora después de 54 años de Matrimonio ejemplar, la familia ha crecido a 5 hermosas parejas, con 17 nietos y una bisnieta.
Vivió muchos de los valores que ahora se han ido perdiendo, desde ser austero y humilde hasta ser trabajador y honesto, fiel a su esposa y a su familia, así como a sus principios. Fué muy alegre y veía la vida con optimismo, tenemos muchas anécdotas de clientes y amigos, que nos han dicho como aún en momentos difíciles tenía un carácter alegre, optimista y con gran sentido del humor.
Su compromiso con el prójimo lo hizo ayudar a mucha gente, junto a mi mamá trabajó en causas como el Movimiento Familiar Cristiano, el Seminario de Monterrey, las Misiones y en las Uniones de Padres de Familia de los colegios donde mis hermanos y yo estudiamos, etc.
Dios le ayudó mucho en su vida y siempre le estuvo muy agradecido, el nos decía: “El día que tengas un problema, pídele a Dios y el te ayudará”. Fué un hombre que pudo superar las adversidades de la vida a base de esfuerzo, trabajo, tenacidad y siempre tomado de la mano de Dios y de la de mi Madre. Su ejemplo perdurará en nuestros corazones y en el de nuestros hijos.
GRACIAS A DIOS YO SI TUVE UN PADRE, UN GRAN PADRE, un Padre del que me siento muy orgulloso, por todo lo que hizo por él mismo y por los que lo rodeamos, dejándonos una vida ejemplar y de grandes valores. HOY LEJOS DE ESTAR TRISTE, ES UN DIA DE ALEGRIA Y FELICIDAD, porque tuvimos un Padre que vivió intensamente, que cumplió con su propósito en la vida y con la responsabilidad que Dios le encomendó. Gracias por los 81 años que nos acompañaste. Trataremos de vivir la vida con la misma intensidad, humildad y procurar los valores que nos enseñaste.
Quien puede estar triste, cuando ha tenido un Padre como el que yo he tenido !!!
Ha muerto mi Padre, me enseñó el camino, me heredó su esencia y también su estilo.
Muchas Gracias.