Las várices son dilataciones anormales de las venas superficiales de las piernas, producidas por válvulas deficientes o dañadas. Debido a que la sangre tiene que regresar de las piernas al corazón, en contra de la gravedad, existe un sistema de válvulas que permite el flujo de sangre solo hacia el corazón e impide que se regrese a las piernas. Cuando este sistema falla, las venas se dilatan, lo que afecta aún más la función de las válvulas, las piernas duelen y se hinchan por el acúmulo de líquido. Cuando la piel se inflama por el acumulo de líquido se produce comezón, al rascarse o por la irritación propia de este proceso se pueden producir úlceras en las piernas que son de difícil control, y además pueden infectarse. Además el color de la pierna puede cambiar, generalmente se obscurece.
En algunos casos las venas se pueden “tapar” por un coágulo de sangre, lo cual se conoce como Tromboflebitis superficial, esto produce dolor, inflamación y enrojecimiento local. Este proceso no debe confundirse con la Trombosis Venosa Profunda, la cual afecta a las venas profundas de las piernas y puede llevar a Embolismo Pulmonar (coágulos que se desprenden de las piernas y obstruyen la circulación de los pulmones).
Los factores que se asocian o producen várices son: Historia Familiar, Edad avanzada, Sexo femenino, Embarazo, Sobrepeso u Obesidad, Poco ejercicio o movilidad, Traumatismos en las piernas.
El diagnóstico es relativamente sencillo y se realiza por un médico al ver las venas dilatadas en las piernas. En algunos casos se realizan pruebas especiales para determinar si las venas profundas de las piernas funcionan apropiadamente, como Ultrasonido Doppler el cual utiliza ondas de sonido para ver la circulación venosa o Venografías, este último estudio implica inyectar un líquido de contraste y así poder observar el flujo de sangre en las piernas.
Dentro de las medidas de prevención se encuentran el mantener un peso adecuado, evitar estar parado o sentado por largos períodos de tiempo, realizar ejercicio para fortalecer los músculos de las piernas y facilitar la circulación sanguínea. Evitar usar ropa apretada en la cintura o cadera. Cuando ya existen várices, el uso de calcetas o medias de soporte o compresión ayudan a mejorar la circulación y disminuyen la inflamación de las piernas. Elevar las piernas es otra medida.
El Tratamiento implican remover o “cerrar” las venas de las piernas, esto no produce ningún problema a la circulación, ya que la sangre puede utilizar otras venas para regresar al corazón.
La Escleroterapia, implica la inyección de substancias irritantes dentro de la vena para hacer que esta se inflame y luego cicatrice produciendo su cierre, generalmente se realiza en el consultorio.
La Ablación Intravenosa, implica el uso de un catéter que se coloca dentro de la vena a través de una pequeña incisión en la piel, el catéter puede utilizar rayos láser o radiofrecuencia para “quemar” el interior de la vena y así cerrar su circulación. Este procedimiento también se puede realizar en el consultorio con anestesia local.
En algunos casos, generalmente cuando ya se han presentado úlceras en la piel, se puede utilizar un catéter con una cámara (endoscopio) para “navegar” por dentro de la vena y luego cerrarla a través del mismo catéter.
En los casos más severos, el tratamiento clásico ha sido el retirar las venas afectadas a través de múltiples pequeñas incisiones en las piernas, un procedimiento conocido como Safenectomía, ya que la vena safena interna es la más comúnmente afectada por las várices.
Todos estos tratamientos producen una disminución del tamaño de las venas y de los síntomas. Sus principales efectos secundarios son: Inflamación, dolor, “moretones” y pequeñas cicatrices.