Los niños pueden desarrollar infecciones en sus músculos, huesos y articulaciones, se les conoce también como “Infecciones profundas”, a las infecciones en hueso se les conoce como Osteomielitis, a las que afectan las articulaciones: Artritis Séptica y a las que afectan los músculos Piomiositis. La mayoría de estas infecciones son producidas por bacterias, la más común de ellas es el Estafilococo dorado. Ocasionalmente la infecciones pueden ser producidas por Tuberculosis o por Hongos, estas infecciones tienen un proceso más lento o crónico de desarrollo.
Las bacterias generalmente llegan al hueso, articulaciones y músculos a través de la sangre (por lo que la circulación de los huesos de los niños juega un papel muy importante en el desarrollo de estas), pero también pueden llegar a través de una herida o una operación que se infecta, o incluso por infecciones en la piel o tejidos vecinos. Las infecciones más comúnmente afectan las articulaciones como la cadera, rodilla o tobillo o los huesos cercanos a ellas. Con menos frecuencia afectan las articulaciones o huesos de las extremidades superiores (hombro,codo, muñeca). En los músculos las infecciones son poco comunes, y cuando se presentan afectan a los grandes músculos de la pelvis o muslos.
Ocasionalmente los huesos de la columna, la pelvis o el talón pueden presentar infecciones también.
Estas infecciones son especialmente peligrosas en los niños menores de 3 años, ya que su sistema inmune está aún inmaduro, lo que permite que las infecciones se diseminen fácilmente. Además las infecciones pueden dañar el crecimiento de los huesos y destruir las articulaciones, lo cual puede producir dolor, limitación de la movilidad o deformidad permanente.
Los síntomas más comunes son: Fiebre, Dolor, Limitación de la movilidad del área afectada (el niño puede estar cojeando o ser incapaz de caminar si el problema afecta las piernas), puede o no existir inflamación local . Los bebés pueden estar irritables, somnolientos, sin comer o vomitando. En muchos casos la infección es precedida por un golpe, lo cual debilita el área y permite que las bacterias inicien la infección. POR LO QUE ES MUY IMPORTANTE LLEVAR AL NIÑO AL DOCTOR SI LA FIEBRE SE ACOMPAÑA DE COJERA O INCAPACIDAD PARA CAMINAR.
Para confirmar el diagnóstico e iniciar el manejo, los doctores generalmente piden exámenes de sangre (Biometría Hemática, Proteina C Reactiva y Velocidad de Sedimentación globular) y si es posible, del líquido que se acumula en el área de infección, para tratar de identificar la bacteria que esta produciéndola. Además generalmente se solicitan estudios de imágen como: Radiografías, Resonancia Magnética, Ultrasonido, los cuales nos permiten ver los tejidos afectados. Una vez obtenida esta información se puede iniciar el manejo con antibióticos. Cuando existe un absceso (acúmulo de pus) en los tejidos, generalmente se requiere de una cirugía, para realizar un drenaje y lavado, retirando todo el tejido muerto e infectado y así facilitar la curación.
Todas estas infecciones, pero en particular las que afectan la cadera requieren de tratamiento URGENTE, ya que el retraso en el diagnóstico e inicio del tratamiento pueden producir daño severo a los huesos y articulaciones dejando discapacidad permanente.
El Tratamiento con Antibióticos generalmente se inicia en el Hospital y se administra a través de las venas por un período de 1-2 semanas, generalmente hasta que la fiebre, el dolor y el proceso infeccioso agudo han sido controlados. Esto es seguido en casa por un período de varias semanas de antibióticos por vía oral, hasta que todos los síntomas se han resuelto y los exámenes de laboratorio se han normalizado.
Los antibióticos deben ser indicados solamente por un Médico, ya que su uso inapropiado lleva a una serie de problemas, el más importante es que las bacterias se hagan resistentes a los antibióticos. Además los antibióticos pueden producir gastritis, lesionar el hígado, producir reacciones alérgicas, etc.