Boletín 96. Ruptura del Tendón de Aquiles.

El Tendón de Aquiles, es el tendón más grande del cuerpo, conecta los músculos de la cara posterior de la pierna, la pantorrilla (Gemelos y Soleo) con el hueso del talón llamado Calcáneo, su función es producir movimiento o impulso hacia abajo de la punta del pie, al caminar y correr. Aunque el tendón es muy fuerte y soporta grandes fuerzas al caminar, correr o hacer deporte, también puede romperse o desgarrarse. La ruptura sucede generalmente al realizar un arranque, o un salto súbito, al caer de altura o pisar un agujero en el suelo. Cuando esto sucede se siente un chasquido o tronido en la parte posterior de la pierna o tobillo, muchos pacientes dicen que sienten como si les hubieran dado un golpe o un pelotazo, seguido por dolor e incapacidad para caminar. El área de la ruptura generalmente se encuentra a unos 6 centímetros por arriba de donde el tendón llega al hueso del talón. En algunos raros casos, sin embargo la ruptura es en el sitio donde el tendón se une al hueso. Es más común en los llamados deportistas ocasionales o de fin de semana, quienes no están bien entrenados o preparados para la práctica deportiva.
La ruptura del tendón es 5 veces más común en hombres que en mujeres, sucede generalmente entre los 30 y los 40 años. Se asocia a deportes en los que se realizan arrancones y enfrenones o cambios de dirección súbitos, como el soccer, basketball y tenis. El uso de algunos antibióticos (tomados o inyectados) llamados Quinolonas, como la Ciproxina y la Levofloxacina (Elequine). Otro factor son las inyecciones de cortisona en el tendón las cuales aumentan el riesgo de ruptura.
Cuando se sospecha de una ruptura del Tendón de Aquiles, se debe elevar la pierna, aplicar hielo en el área y acudir con un médico especialista en Traumatología y Ortopedia. Los signos clínicos de una ruptura, son dolor, incapacidad para caminar de puntas o “hacer puntas”, e inflamación. En el Exámen físico se puede percibir un defecto o un “pozo” en el sitio donde el tendón se rompió. Existen pruebas clínicas especiales que el doctor realiza para confirmar la ruptura. Esta se confirma mediante un Ultrasonido o Resonancia Magnética: Las radiografías son de poca utilidad en estas lesiones, a menos de que se trate de una ruptura cerca de donde el tendón se fija al hueso, en estos casos un fragmento de hueso se pudo haber desprendido.
El tratamiento puede ser con o sin cirugía. En los últimos años múltiples estudios han demostrado que para la mayoría de los pacientes se pueden obtener los mismos resultados con operación que sin ella. En el caso de deportistas profesionales y atletas de alto rendimiento la mayoría de los Ortopedistas consideran como primera opción la cirugía, la cual consiste en reparar y unir nuevamente las fibras del tendón por medio de suturas especiales y así promover una mejor y más rápida cicatrización, estas ventajas de la cirugía deben ser sopesadas contra los riesgos y costos de la misma. Los principales riesgos son infección o problemas de cicatrización en la herida quirúrgica, además de los ya conocidos para cualquier operación y anestesia. En ambos casos, tanto con cirugía como sin ella, se requiere de un período de varias semanas de inmovilización en un yeso o férula para permitir la cicatrización inicial y luego un largo período de rehabilitación de 4-8 meses para recuperar la movilidad y fuerza suficientes para poder reincorporar al paciente a sus actividades físicas y deportivas habituales. La mayoría de los pacientes pueden regresar a su nivel de actividad física previo a la lesión.

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