Se refiere a una inflamación del Hígado que puede ser producida por:
1) Infecciones por diferentes tipos de Virus y Bacterias,
2) Medicamentos o substancias tóxicas incluyendo el alcohol
3) Enfermedades Inmunológicas (Hepatitis Autoinmune).
Algunas otras causas pueden producir Hepatitis, como por ejemplo piedras en la vesícula, tumores, algunas infecciones por parásitos incluyendo amibas, etc.
Probablemente lo primero que se nos viene a la mente cuando decimos Hepatitis es la producida por Virus, una de las formas más comunes y benigas es la Tipo A, esta se adquiere habitualmente por tomar agua o alimentos contaminados con este Virus, como verduras, mariscos, etc. Esta forma de hepatitis generalmente produce una inflamación temporal del hígado, el cual se recupera sin daño permanente.
La Hepatitis tipo B y C habitualmente se adquieren por contacto con sangre contaminada, a través de jeringas usadas por personas adictas a drogas o por contacto sexual, son mucho más agresivas que la Tipo A y con frecuencia dañan en forma permanente al hígado, pueden llevar a Cirrosis, Insuficiencia Hepática, Cáncer de hígado o incluso la muerte si no son diagnosticadas y tratadas en forma apropiada.
Otros tipos de Virus llamados D, E, F, G son menos comunes y poco estudiados.
Además existen otros tipos de Virus como el Epstein-Barr causante de la Mononucleosis y el Citomegalovirus que con frecuencia producen Hepatitis.
Múltiples medicamentos pueden producir Hepatitis, incluyendo el Paracetamol (Tempra, Tylenol) sobre todo si se ingiere en dosis altas o junto con alcohol. Algunos antibióticos, Anestésicos, los Estrógenos, etc. pueden producir daño al hígado. Otra causa muy común de daño al Hígado es la ingesta de alcohol, así como algunas enfermedades autoinmune, en las cuales el propio sistema inmune de la persona ataca al hígado, con frecuencia se asocia a Enfermedades que afecta el Intestino y la tiroides.
La mayoría de las personas que desarrollan Hepatitis inician con un cuadro de ataque al estado general, se sienten mal, débiles, enfermas, sin ganas de comer, con náuseas o vómitos, tienen dolor de cabeza, dolor muscular y de articulaciones, no toleran la luz intensa, pueden tener fiebre o un cuadro como de gripa. Unos 5-7 días después la piel empieza a verse amarilla, la orina se ve muy obscura (como Coca-Cola) y el excremento muy pálido, casi blanco. En la mayoría de los casos el cuadro tiende a resolverse en forma espontánea, pero en algunos, dependiendo de la causa la Hepatitis puede progresar y volverse crónica y rara vez ser muy agresiva y producir una Insuficiencia Hepática aguda que puede poner en peligro la vida del paciente.
El diagnóstico se realiza además de por el cuadro clínico, y la historia clínica (Ingesta de alcohol, Uso de medicamentos, contacto con personas con Hepatitis, Uso de jeringas contaminadas, etc.) y por una serie de alteraciones en pruebas de sangre, incluyendo la elevación de las Bilirrubinas (substancia pigmentada producida por el hígado y causante del color amarillo de la piel; elevación de otras enzimas hepáticas conocidas como Transaminasas, etc. Así como por la determinación de la presencia del Virus o Anticuerpos producidos por el cuerpo cuando existe una infección por virus.
El Tratamiento generalmente implica medidas generales de soporte como: Reposo, Hidratación, Alimentación libre de grasas, evitar el alcohol y cualquier medicamento que pudiera haber iniciado el daño hepático. Además una vez identificada la causa específica se deberán tomar las medidas apropiadas para cada caso en particular. En algunos casos, como por ejemplo las Hepatitis B o C se requiere del uso de medicamentos llamados Antivirales para “matar” los virus. En las enfermedades autoinmunes se pueden utilizar Esteroides o Medicamentos que regulan la respuesta inmunológica.
En caso de duda consulte a su Médico Familiar, Médico Internista o Gastroenterólogo.